“Cómo me hice varón”, por Miryam Pirsch
Las niñas del naranjel , de Gabriela Cabezón Cámara. Buenos Aires, Random House, 2023, 254 páginas. Cuando conocimos la voz de Gabriela Cabezón Cámara en sus primeras novelas, nos encontramos con una voz áspera y poderosa, la voz de los márgenes, del lumpenaje barrial, una voz que narraba con acento urbano historias de personajes que se encuentran, se reúnen para formar comunidad (¿en comunión?) en las circunstancias más adversas. A medida que su narrativa se desplazó por otros espacios, la voz también buscó nuevas derivas: los modos de la literatura gauchesca (esbozados en Beya ) se instalan como decires explícitos en boca de la China Iron y las variadas discursividades que van sumándose en su recorrido, en carreta por el mal llamado desierto, por una travesía donde se redefinen, además, cuerpos e identidades. En Las niñas del naranjel, el desplazamiento del/la protagonista se extiende en el espacio y en la temporalidad; un viaje que comienza en Donostia y llega hasta la selva guara